06 septiembre 2011

Anécdota de un CASA 212-300 de la FACh, 1999

El día en que un CASA 212-300 de la FACh
fue en misión a las Malvinas...


Mi reporte de 1999, aparecido en Francia (perdón por mi francés, eso sí...)
Lo habitual de las operaciones de los CASA 212 en la FACh, iniciadas en Chile en 1994 y que no presentaba accidentes hasta el del día 2 de septiembre pasado, tal vez no permita traer a colación muchos vuelos particularmente vistosos (que yo conozca -al menos-, porque me imagino queen su temporada sirviendo bajo la insignia del Grupo 5 en Puerto Montt le debe haber reportado más de alguna interesante experiencia operativa, en una zona reconocidamente difícil y complicada para volar, y donde los accidentes -de aviones civiles y militares- se cuentan por montones).

Sin embargo, uno de estos CASA 212-300, el avión 965, gemelo del tristemente accidentado la semana pasada, tuvo una experiencia de los más interesante y poco habitual (no por la naturaleza de la misión, una rutinaria salida MEDEVAC, sino que por el lugar hasta donde tuvo que ir a parar).

En abril de 1999, el 965 tuvo que viajar desde Puerto Montt hasta Punta Arenas, y de ahí hasta la ciudad argentina de Río Gallegos. La idea era alcanzar hasta la histórica pista de Puerto Stanley/Puerto Argentino, en un viaje de unos 800 kilómetros sobre las temibles aguas del Atlántico, para efectuar un rescate aeromédico de un tripulante chileno que servía en un barco factoría bajo pabellón francés. Un vuelo comercial chileno a la isla no era alternativa, ya que entiendo que en esa época, y merced a que "el caballero" estaba preso en Londres, el gobierno del presidente Frei había decretado una interdicción administrativa para el desarrollo de vuelos pagados desde Chile hasta las islas del Atlántico Sur, en manos inglesas, naturalmente. ¡Y como tremenda represalia y para que aprendieran a respetarnos estos gringos tales por cuales!

La cosa es que el 965 ejecutó correctamente su misión el 25 de abril, el tipo accidentado pudo llegar a un centro médico donde se recuperó, y la FACh -once again- cumplió cabalmente con su deber para con un compatriota. Responsabilidad social de la institución, como le dicen...

En esa época, este sacrificado editor era joven y brioso, y se ganaba algunos pocos dólares adicionales cubriendo estoicamente noticias de aviación chilena para distintos medios europeos (digo "estoicamente", porque ninguna rama de las FF.AA. -y mucho menos la FACh, digámoslo- pescaba mucho a los corresponsales, verdaderos nerds molestando las ocupadísimas e impostergables agendas de los encargados de las RR.PP. institucionales). Esa vez me publicaron el acontecimiento en la revista francesa JETS (Nº 42, junio de 1999), como lo acredita la imagen de esta nota. Nadie más cubrió el hecho, ni la misma FACh le dio mucha bola al cuento. Y quedó en la historia.